lunes, 4 de marzo de 2013

Vive con convicción

Vacíate de culpas propias y ajenas y comienza a vivir con convicción. Sé tú mismo.
La convicción te permitirá revisar, modificar y cambiar lo que sea necesario cambiar y seguir adelante.

  Si te equivocaste, pide perdón.
Saber disculparse es un acto de grandeza, implica reconocer nuestros errores y cambiar la actitud. Si está en tu mano, repara tu equivocación y a tu grandeza se le sumará la paz.

 Mereces ser feliz.
Proponte disfrutar de todo lo que tienes, sabiendo que eres merecedor de todas las cosas buenas de la vida. Deshazte de las culpas falsas. Sólo eres responsable de tus decisiones, no de la ajenas.

 No quieras cambiar a nadie, sólo cambia quien decide cambiar.
La mejor manera de que el otro cambie es no queriéndolo cambiar.

                                                  Estracto del libro " Gente Tóxica"

domingo, 3 de marzo de 2013

¿Qué buscas?


Carl Jung cuenta en uno de sus libros una conversación que tuvo con un jefe indígena norteamericano que le señaló que tal como él lo percibía los blancos tienen caras tensas, ojos penetrantes y un porte cruel. Dijo "Están siempre buscando algo. ¿Qué están buscando? Los blancos siempre quieren algo. Siempre están incómodos e inquietos. No sabemos lo que quieren. Creemos que están locos".
La corriente subterránea de desasosiego constante comenzó mucho antes del surgimiento de la civilización industrial occidental, por supuesto, pero en la civilización occidental, que ahora cubre casi todo el globo, incluyendo la mayor parte del Este, se manifiesta en una forma aguda sin precedentes. Estaba ahí ya en la época de Jesús y también seiscientos años antes, en la época del Buda, y mucho antes. ¿Por qué están siempre inquietos? Preguntaba Jesús a sus discípulos. "¿Puede la preocupación añadir un solo día a su vida?" Y el Buda enseñó que la raíz del sufrimiento debe buscarse en nuestro continuo desear y ansiar.
La resistencia al Ahora como disfunción colectiva está intrínsecamente conectada con la pérdida de conciencia de Ser y constituye la base de nuestra deshumanizada civilización industrial. Freud, a propósito, también reconoció la existencia de esta corriente subterránea de desasosiego y escribió sobre ella en su libro El Malestar en la Cultura, pero no reconoció la verdadera raíz del desasosiego y no se dio cuenta de que es posible liberarse de él. Esta disfunción colectiva ha creado una civilización muy infeliz y extraordinariamente violenta que se ha convertido en una amenaza, no sólo para sí misma sino también para toda forma de vida sobre el planeta.

Eckhart tolle.

sábado, 2 de marzo de 2013

Historia de vida


Desde que tengo memoria, camino por un sendero, con una niña de vestido blanco en mi
espalda.
Me empuja y golpea para hacerme caminar, miro en todas las direcciones, nos
encontramos en un bosque hermoso, todos los que me rodean llevan a alguien guiándolos pero de
maneras distintas.
El tiempo siguió con su marcha, a pesar de rogar para que se detenga, en mi camino
aparecían obstáculos, algunos solo me pertenecían, en cambio otros abarcaban varios senderos.
Pero la niña no me permitía detenerme, sus golpes eran cada vez más fuertes.
Llegó el momento que la tortura se hizo insoportable, me obligó a correr fuera del
sendero, el bosque de claro y colorido se fue transformando en un pantano moribundo y
desolado.
Cuando logre por fin salir de ese espantoso lugar, me encontré con un prado árido por la
sequía, no había senderos pero a lo lejos se divisaba un objeto.
Al acercarme me di cuenta que el objeto no era más que un pozo muy profundo. En un
instante la niña apareció a mi espalda, al mirarla pude notar que lloraba, pero sin siquiera mediar
palabra me empujo al vacío.
Ese fue el golpe más doloroso de mi vida, en ese lugar a pesar de la total oscuridad podía
observar todos los obstáculos que simplemente salte o eludí, además podía sentir las voces de
personas, amigos y familia cuando caminaban cerca de la entrada del pozo.
Colapsé, nadie podía ayudarme no importa lo que me dijeran desde lo alto. Tomé mi
decisión, haría lo que fuese necesario para superarlo todo y simplemente sería feliz por mi propia
decisión.
Comencé a escalar, pero a medida que subía tenía que resolver los obstáculos que no me
permitían avanzar, después de mucho tiempo y un esfuerzo increíble, logré alcanzar la salida del
pozo, aunque aún me quedaban algunos problemas sin resolver.
Cuando por fin salí, me encontré en un lugar totalmente distinto, ya no era un lugar árido
y seco sino todo lo contrario, un campo lleno de flores cultivadas por las personas que intentaron
ayudarme a salir.
Me pare en el borde del pozo, donde se encontraba la niña de vestido blanco aun
llorando, nos miramos mutuamente por un tiempo, sonrió y rio emanando alegría como la de
un maestro al ver a su alumno aprender lo que con tanto esfuerzo enseñó. Se dio vuelta y se fue
saltando hasta que ya no logré verla, jamás la volvería a ver, ese fue el adiós para mi maestra de
vida.
Conclusión:
A todos nosotros la vida nos enseña, aunque de maneras muy distintas. Unas más crueles
que otras, algunos nos lleva a los golpes, a otros los lleva de la mano. Lo importante, lo que todas
estas maestras de vidas quieren enseñarnos es como debemos pararnos delante de ella, no
depende de nadie más que de nosotros mismos, por más que la vida nos lleve de la mano y nos
regale el mundo no serás feliz a menos que lo decidas.
Con respecto a los obstáculos o problemas, no sirve de nada pasarlos por un lado o
saltarlos, eventualmente tendrás un enorme camino de obstáculos que atravesar luego. Mucho
peor es recogerlos, terminarás cargando tanto peso (más si recoges los problemas de los demás)
que ni siquiera podrás moverte del camino. En la vida los problemas están hechos para ser
resueltos con su tiempo, pero dado el caso que el problema no tenga respuesta, que de hecho los
hay y muchos, no pierdas tu tiempo, simplemente muévelos de tu camino.
Lo más importante en esta vida ya sea que nos haya tocado el camino duro o el fácil, es
saber pararnos delante de ella y mostrar quienes somos y más importante, elegir como vamos a
vivirla, porque llegará el momento que miraremos para atrás.
                                                                         
                                                                                              Por Matias Happel

CARTA A LA VIDA


El cuerpo es sólo una máquina, una herramienta con la que nos
servimos para poder hacer esa cosa tan rara y sorprendente que es vivir. El
cuerpo es, a veces, el reflejo de la esencia misma de la vida, porque la vida
en realidad es algo abstracto, algo no visible y que está en todo lo que nos
rodea. No se trata de aprender, de saber,… si no de vivir, de saber que
tienes una realidad y una existencia; estás ahí. Pocos son capaces de darse
cuenta de esa realidad, el resto de las cosas son sólo condiciones, cosas, o
no sé cómo decirlo, que están ahí, formando parte, en nuestro caso, de
nuestra condición humana. No sabemos por qué, en el fondo tampoco
somos conscientes de que en realidad nos movemos involuntariamente por
esas condiciones, confundimos el concepto vida por esas condiciones.
Estoy de acuerdo con esas condiciones porque no elegí nacer, pero si vivir.
Esas condiciones son las que nos hacen sentir, amar, odiar,… si te lo tomas
bien puedes sentir la “felicidad” el “bienestar” ¿y qué es eso en realidad?
no lo sé, es la esencia por la que luchamos por vivir, el motor y sus
componentes que nos dan el sentido a esa cosa “mágica” e incompresible
que s la vida. Mis condiciones actuales están en tormenta, mis sentimientos
no son claros y están en guerra entre si para llevarse el papel protagonista.
¿Protagonismo?, ¿lucha? Me alegro al saber que todas esas cosas son sólo
condiciones, eso me da un arma potente para poder dirigir o enfocar por
donde quiero que vayan, pero ¡cuidado! Esas condiciones no son puestas
por nosotros, por lo tanto no son controlables pero sí guiables según tu
fuerza o ganas para llevarlas a ese estado de “bienestar” o “malestar”. Es
una lucha muy dura, esta la de la vida, pero depende de cada uno de
nosotros si le queremos dar un sentido o nos dejamos cegar por lo que
creemos que es en realidad, realidad que nos dicen que es sociedad.
Sociedad es otra de esas condiciones necesarias para nuestro “bienestar”,
sin ella, no conoceremos lo que es amar, lo que es odiar y otras muchas
emociones necesarias.
Esa ignorancia ante la vida es la que lleva a las sociedades a las
prohibiciones, a las imposiciones, y yo ya tengo decidido que acepto la
vida, que esa lucha para aprender a convivir con esas condiciones es
individual, y que si acepto esta vida es porque busco mi “bienestar”, ya que
soy yo la que siente. Sentir… Por ello en mis manos está el derecho a la
libertad, mi cuerpo es mío y el único ser que lo domina soy yo. Mi elección
ya está hecha, quiero amar y ser amada, necesito dar todo lo que tengo y
soy a esta sociedad, pero para seguir siendo dueña de mí misma seguiré
recordando siempre una de mis frases favoritas: “prefiero morir de pie que
vivir siempre arrodillada”. Esa es la única condición que le pongo a la vida,
la oportunidad de ser LIBRE.
                                                                          Autora : Emilia Sánchez Molina

viernes, 1 de marzo de 2013

Si hablara nuestra almohada...


Si nuestra almohada hablara, probablemente contaría muchas cosas, nuestros
sueños, pesadillas, nuestros desvelos y angustias, así como también cada una de
nuestras lagrimas que hemos depositado en la alcancilla del silencio, y de la cual
curiosamente perdimos la cuenta de ellas; o peor aún, nos hemos acomodado
acomodado fielmente a nuestros deseos frustrados o amores recordados,
hemos hecho de la almohada nuestra mejor confidente, día a día fantaseamos
con algo diferente a lo que nuestra realidad nos ofrece, y ese sueño se
convierte en una obsesión que muchas veces se apodera de nuestra alma y nos
desafía a lograr eso que tanto queremos lograr, hacer, o ser; tratando de
derribar todos los obstáculos que se nos presenten; pero al final nos damos
cuenta que tenemos que pagar un precio si queremos alcanzar ese sueño que
tanto anhelamos, y ese precio a veces nos permite ganar y otras perder; nos
aventuramos a un porvenir que desconocemos dejándonos llevar nuestro deseo,
decidimos emprender ese viaje aunque no siempre tenga un feliz retorno.
¿Qué viaje has emprendido para alcanzar ese sueño?, cual ha sido o es ese
precio que tienes que pagar por ver tu deseo realidad?
a veces tomamos ese vuelo sin saber que nos deparará, pensando que todo va a
ser felicidad, belleza, y prosperidad. Pero al final el precio de ese sueño
dependerán de cada una de las decisiones que tomemos, algunas de ellas nos
harán reír, otras llorar, amar o aborrecer, perdonar o condenar y morir o vivir;
y todas ellas las compartimos con nuestra almohada cada noche deseando que
hablara y nos diera un buen consejo, o lo que tanto queremos escuchar, quien
guarda el recuerdo de lo que fuimos, la realidad de lo que somos y el futuro de
lo que nuestras decisiones de hoy harán de nosotros mañana...
pero al final, siéntete feliz, si amas, lloras, y sueñas, eso significa que estás VIVO.
Autor: GLENDA ESMERALDA CABRERA MARTINEZ