Sufrimos porque enfocamos
nuestra energía en querer controlar todo lo de nuestro entorno para cambiarlo:
la manera en que se comporta mi pareja, el pensar de mis hijos, el reaccionar
de mi jefe, el sentir de la persona que me gusta, el estado del tiempo, las
leyes de mi país, las decisiones del gobierno, las creencias de otras
religiones, los hábitos de mi vecino etc. Al hacer esto renuncio al poder de
controlar mi interior: Mis emociones, mis pensamientos, mis reacciones, mis
interpretaciones, mis perspectivas, mis creencias, mis sentimientos, mis
acciones, mis decisiones, mis no decisiones y mi poder de creación. Cuando
retome este poder y acepte que mi entorno es un reflejo de mi interior es
cuando podré cambiar lo que no me guste, porque mi energía se enfocará en sanar
el origen de todo. Incluso el decidir no hacer nada conlleva una
responsabilidad. La sanación de mi mundo comienza en mi.
Namasté
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