Hay que hacer muchas cosas cada todavía:
barrer el patio,
regar las margaritas,
sacudirnos las alas, y pintarlas de nuevo
con los colores que nos presta el día.
Cantar en la guitarra
y echar al viento las semillas
y acurrucar en un altar secreto
las penas nuevas que nos guarda el día.
Hay que hacer muchas cosas;
retomar la canción vieja y perdida,
beber sus aguas, caminar su tierra
mientras sabemos que aún es nuestro día.
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